El periodista ruso Dmitry Muratov subasta su medalla del Nobel de la Paz para ayudar al pueblo ucraniano
El periodista ruso Dmitry Muratov, Premio Nobel de la Paz en 2021 junto a la periodista María Ressa por defender la libertad de expresión en Rusia y Filipinas, respectivamente, ha subastado su medalla conmemorativa del galardón por una cantidad de 93 millones de euros.
El periodista es uno de los fundadores del periódico disidente ruso Novaya Gazeta, creado en 1993 tras la caída de la caída de la Unión Soviética, y que se ha mostrado siempre muy crítico con el gobierno de Moscú, hasta el punto de tener que suspender sus publicaciones en marzo de este año tras la invasión de Ucrania. Su medio, además, ha sido atacado en varias ocasiones, y desde el año 2000 han sido asesinados seis periodistas y colaboradores, entre ellos la reportera de investigación Anna Politkovskaya. El propio Muratov, director actual del medio, fue atacado en abril con pintura roja mezclada con acetona cuando iba en un tren en Rusia.
La medalla fue vendida ayer, 20 de junio, en una subasta en Nueva York a través de la casa Heritage de subastas, y logró una cantidad récord. Cantidad que irá íntegramente destinada a Unicef para ayudar a los niños ucranianos. Según recordó el propio Muratov antes del inicio de la subasta, de los 16 millones de refugiados tras la invasión por parte del ejército ruso, el 40% son niños, y 2 de cada tres niños han tenido que dejar sus hogares desde el pasado mes de marzo.
No es la primera medalla del Nobel subastada, que pesa 175 gramos de oro de 23 quilates. La primera fue la del científico danés Niels Bohr, ganador del Nobel de Física en 1922, y que en 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, subastó su medalla para la organización de ayuda a refugiados Auxilio Finlandés, en un gesto similar al de Muratov. Otros casos son los del premio Nobel de Física Leon Lenderman, para poder costearse los gastos médicos en Estados Unidos, mientras que el precio más alto alcanzado antes de la medalla del periodista ruso fueron los 4,7 millones pagados por la medalla del científico James Watson.
Dmitry Muratov, que continúa residiendo en Moscú, elogió en su discurso “la perseverancia de los periodistas y los medios como forma de controlar a los gobiernos y de prevenir la guerra”. “No importa cuántas veces alguno de nosotros quiera dimitir, tenemos que permanecer en nuestros puestos”, aseguró a los medios, y recordó: “Hay un conflicto y tenemos que ayudar a las personas que más sufren”, en este caso, los niños de las millones de familias refugiadas.