Entre los hitos del Siglo XXI quedará constancia la invención del móvil. Los usuarios navegan, consumen y se relacionan a través de ese artilugio, que en su día comenzó como un simple producto para llamadas de urgencia.
Precisamente, por ser este el servicio más usado por los usuarios, las empresas están enfocando sus principales negocios en el diseño para formato móvil. No sólo adaptan sus contenidos a este modelo, sino que pujan por los datos que se puedan obtener de este aparato. Este contexto lo marca la compra de Whatshapp por el imparable fundador de Facebook, Mark Zuckerberg.
No hace mucho que el empresario anunció que Facebook, Instagram y WhatsApp compartirían datos del usuario: número de teléfono, navegación, comportamiento en la red, intereses y compras online, etc. El motivo de compra del servicio de mensajería se centraba en la enorme y valiosa cantidad de datos que le aportaría.
Un mes para rechazar las nuevas condiciones de Whatsapp
Con el fin de frenar la alarma social, WhatsApp anunció la posibilidad de aceptar o rechazar estas nuevas condiciones de tráfico de datos en un período comprendido de 30 días. Y aunque Zuckerberg asegura que los datos no serán compartidos más allá de sus posesiones empresariales (Whatsapp, Faceboook e Instagram) el historial del empresario no permite una completa fiabilidad de todo lo que dice. La posibilidad de que en un futuro cercano se comparta chat con publicidad no parece un disparate, fruto de que las empresas ya habrán metido cabeza en nuestros datos.
En cualquier caso, los gigantes de Internet -en mayor proporción, Google y Facebook- ya conocen mucho de nuestra privacidad más allá de lo que podamos suponer y, a pesar de ello, el consumo de sus servicios es abundante. El smartphone no iba a ser menos, si se ha convertido, incluso, en el compañero ideal de nuestra mesilla de noche.