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La nueva ley de medios británica cuenta con el rechazo de FT o The Guardian

Una nueva legislación que se prepara en el Reino Unido contempla un órgano mediador para evitar litigios en los tribunales. Grandes medios como The Guardian o Finantial Times ya han mostrado su rechazo a la nueva ley de medios británica por entender que dicho órgano puede comprometer la libertad de prensa.

En el momento en que se apruebe la nueva de ley de medios británica todo ciudadano que crea que se ha visto vulnerado su honor o considere, por ejemplo, que la información publicada no es veraz, podrá acudir a un intermediario, sin pasar por un juzgado. Se trata de un órgano regulador de prensa que busca mediar en los litigios que surjan entre el sector y el público y que evitaría que ambos tuviesen que enfrentarse en los tribunales.

La iniciativa es muy similar a un sistema de arbitraje utilizado en otros países para cuestiones bien distintas, como las del ámbito familiar en España, si no fuera por el tema costas. Esta medida ahorrará mucho dinero a las personas que decidan demandar a la prensa (unos 200 euros) en concepto de gastos de demandas en juzgados pero ¿y qué pasa con la prensa? En caso de que los medios decidan acudir al intermediario, quedarán en manos de la decisión de un mediador ,pero si deciden no “abonarse” a esta institución  deberán pagar todas las costas procesales de las demandas que reciban, independientemente de si tenían o no razón, de si ganaron el caso o no.

Es por eso que multitud de medios británicos de reconocido prestigio se han alzado de manera crítica contra esta ley ,que sigue su tramitación parlamentaria. Es el caso de Finantial Times o The Guardian que consideran que esta ley podría poner freno al periodismo de investigación de muchas publicaciones. En su opinión, muchas cabeceras, especialmente las más pequeñas y con menos recursos, podrían abandonar sus investigaciones por miedo a las consecuencias, principalmente, económicas.

La ley sin embargo cuenta con el respaldo de una parte de la sociedad, encabezada por la asociación de afectados por la difamación de la prensa británica y por caras conocidas y reconocidas “enemigas de la prensa” como el actor Hugh Grant, uno de los más fieles defensores de la iniciativa.