La seguridad debe estar presente en todos los ámbitos y en todos los usuarios a la hora de usar Internet. Hay que estar alerta para no caer en pillajes o en el consumo de noticias falsas. Hoy, en el Día Internacional del Internet seguro, hablamos de cómo combatir estas situaciones y de cuál puede ser el antídoto a la desinformación.
Como cada martes de la segunda semana de febrero desde 2004, hoy celebramos el Día Internacional del Internet Seguro, o el SID por su denominación en inglés (Safer Internet Day). Una celebración a la que se suman más de 100 países, que está respaldad por la Comisión Europea y cuyo objetivo es el de promover un uso seguro y positivo de las tecnologías digitales.
Este día busca también impulsar un cambio positivo en el uso de Internet y concienciar acerca de la necesidad de emplear mejor la tecnología. Dicho de otra manera, demanda una variación en la manera en la que utilizamos Internet para que se haga de una forma más respetuosa, responsable, crítica y creativa.
Y es que en un mundo en el que Internet se hace indispensable, ya sea por la búsqueda de información, uso de redes sociales o de aplicaciones, es necesario seguir una recomendaciones básicas para hacerlo de la forma más segura posible. Hablamos de evitar el contacto con extraños a través de redes, usar una red segura para navegar, evitar dar información confidencial, eliminar de inmediato aquellos mail o vínculos sospechosos y, en el caso más específico de los niños, pedir siempre orientación a los mayores.
Este año el lema es “Una Internet mejor comienza contigo: juntos aprendemos ciberseguridad” y pretende concienciar tanto a mayores como a pequeños de la importancia de la seguridad en el manejo de Internet.
En el caso más concreto de la seguridad en cuanto al uso de información podemos hablar de cuatro riesgos:
– acceso a información poco fiable y falsa.
– dispersión, o pérdida de tiempo a la hora de buscar información.
– acceso de los niños a información inapropiada y nociva para ellos.
– acceso a información peligrosa, inmoral e ilícita.
Atrás queda la época en la que la información llegaba a la ciudadanía por canales de información tradicionales, en los que se contrastaba cada información y se redactaba con la bandera de la veracidad como único mástil. De aquello hace tan sólo veinte años, pero parece una eternidad. El público se ha acostumbrado a recibir información de manera rápida, cómoda y económica.
Pero estas tres características no son sinónimo de fidelidad y sinceridad con la realidad que nos rodea. Ya sea porque hay personas que quieren embaucar al público y hacerles cambiar de pensamiento, o por obtener algún tipo de beneficio, pero hay un grupo de gente en Internet que usa deliberadamente la mentira disfrazada de información veraz.
La digitalización de los medios e Internet han hecho que el uso de bulos, o las conocidas como “fake news”, se difundan de manera rápida y sencilla a todos los rincones. Ahora cualquiera publicar información. Nunca antes se había tenido acceso a tanta información como se tiene hoy, sin embargo ésto no significa que la sociedad esté mejor informada. Tanto es así que según el informe de la contribución de la Prensa en España, realizado por Deloitte y AMI, del año pasado el 68% de la población española se confesaba preocupada por la veracidad de las noticias.
De hecho, esta situación es caldo de cultivo para potenciar el conocido como sesgo cognitivo, que no es otra cosa sino potenciar los prejuicios, es decir, subrayar las ideas preconcebidas que determinan qué creemos y qué no.
Se alimenta así la desinformación. Tanto es así que Nacho de Pinedo, cofundador y CEO de ISDI, asegura que “las fake news no son una concepción original de Internet”. Este concepto de sesgo cognitivo es mucho más antiguo. Las personas tienden de manera inconsciente a creer aquello que se aproxima más a sus creencias u opiniones. Las nuevas tecnologías de la información simplemente canalizan este concepto. “Lo que Internet aporta a las fake news es un medio de distribución global, instantáneo y con una capacidad de propagación geométrica que permite obtener escala mundial”, asegura de Pinedo.
Para combatir esta desinformación la mejor medicina es la educación, el uso del sentido común, el desarrollo de un espíritu crítico y la responsabilidad de evitar la difusión de mentiras. Pero también la confianza en un periodismo de calidad practicado por muchos medios periodísticos. En España, la credibilidad de las noticias se encuentra por encima de la media global, por delante de países como Gran Bretaña, Italia, Japón, Estados Unidos o Francia. Además, según el informe conjunto de Deloitte y AMI, la prensa se posiciona como el medio más creíble, ya que el público la considera garante de credibilidad.