Internet hace que las noticias falsas se propaguen por la red a la velocidad de la luz. Está en la mano de todos el reconocerlas y no compartirlas. Pero hay un sector de la población que es más vulnerable: los jóvenes. Hay que educar desde que son muy niños para ayudarles a reconocer qué es bulo y qué es información.
Los españoles pasan una media de cinco horas al día navegando en Internet según un estudio de Hootsuit y We are social. Horas que se dividen entre redes sociales y buscadores, canales infectados de fake news. Gracias a Internet es muy sencillo encontrar, en apenas segundos, cualquier tipo de información por lo que resulta igualmente sencillo publicar noticias falsas haciendo creer que son verdaderas.
Según First Drat, una organización sin ánimo de lucro que se dedica a ofrecer recursos con el fin de mejorar el modelo de información online, clasifica las noticias falsas en siete grupos: las de contenido totalmente falso, y por lo tanto inventado; las que suplantan fuentes originales y tienen un contenido impostor; las de contenido manipulado que cuentan con textos e imágenes reales pero manipuladas para modificar su significado; las que tienen información real pero descontextualizada; las sesgadas y que emiten contenido de manera consciente; las de conexión falsa, en las que noticias, imágenes o pies de fotos no tienen conexión entre sí; y las que no buscan engañar sino cuyo contenido es un sátira o parodia, pero que pueden llegar a confundir a según qué personas.
Para Andoni Alonso, filósofo crítico con la tecnología, “la verdad de las noticias se sustituye por el gusto. Es más fácil aceptar lo que nos complace que lo que no, por lo tanto, las fake news satisfacen el gusto y no el interés por la verdad”.
Lo cierto es que según la Oficina de Seguridad del Internauta el 86% de los internautas está preocupados por las noticias falsas, que manipulan, desinforman, engañan y desprestigian o ensalzan a personas o instituciones con el fin de obtener rédito. Para detectarlas ofrecen a los lectores cinco trucos: seguir su instinto, comprobar la fuente, verificar al autor, reconocer el medio en el que está publicada la noticia y revisar errores ortográficos.
Cinco pasos muy sencillos que pueden ayudar a reconocer las fake news. Pero también existen recursos que ayudan, tanto a periodistas como al público en general, a reconocer los posibles bulos a los que se enfrentan. Ejemplos de ello son Maldita.es o Newtral en España y fuera de nuestras fronteras Chequeando (en Argentina) o Lupa (en Brasil). Además, también hay un sinfín de herramientas gratuitas que ayudan a verificar la autenticidad de las fotografías como Google Reverse Image Search, TinEye, FotoForensics, Forensically o InVid.
Con el fin de que niños y adolescentes empiecen a familiarizarse con ello se crean programas de ayuda para que los más pequeños. Son muchos los colegios e institutos que cuentan con programas para identificar bulos. Por ejemplo, el proyecto (In)fórmate creado por Google, FAD y el Gobierno de España y cuenta con el beneplácito de los medios de comunicación, se dedica a promover la alfabetización mediática y el fomento del pensamiento crítico entre niños de 14-16 años.
Google lanzó ya en 2017 el programa gratuito “Be Internet Awesome” diseñado para niños de entre 8 y 12 años para que, a través del juego, entiendan las claves para utilizar la web sin problemas y sean capaces de reconocer qué es falso y qué no.
Según el investigador Aviv Ovadya, fundador de Thoughtful Technology, “la exposición constante de los menores a la desinformación puede llevarles a cuestionarse la propia realidad”. Por ello hay que ayudarles desde niños a reconocer lo que es falso de lo que no lo es, alimentar su espíritu crítico, conocer cómo se financia Internet y explicar el objetivo de las noticias falsas.