Surge en el panorama periodístico dos vertientes a la hora de producir contenido: la que prima la calidad y ofrece al lector información más elaborada, o la que cree que es preferible aprovechar todos sus recursos para ofrecer el mayor número de piezas posible. Ambas corrientes están en España y se reflejan en las distintas cabeceras del país.
Con la llegada de los muros de pago y el contenido Premium los medios de comunicación pueden pulsar perfectamente los gustos y preferencias de sus lectores. Este modelo nos conduce a una personificación del contenido, una adaptación de las noticias a los lectores. Cada persona se interesa por la información que le es más cercana, ya sea por localización, sector empresarial, creencias, estilo de vida, etc.
Está claro que gracias a esta especialización los periódicos llegan a un público más concreto, no tan generalista. Y está claro también que, si el ciudadano paga por una información, lo que busca es un contenido con más detalle, profundidad, más puntos de vista, más desarrollo y más elaboración.
Sin embargo, la mayoría de las redacciones cuentan con el mismo número de periodistas por lo que el trabajo ha de fraccionarse. Si el profesional que hace una información debe elaborarla con mayor profundidad, ese tiempo ha de restarse a otra tarea.
Con esta mentalidad, algunos periódicos han decidido primar la calidad frente a la cantidad. Ejemplo de ello es The Guardian que redujo su producción de noticias un tercio durante el pasado año, o Le Monde que durante los dos últimos años ha rebajado hasta un 25% la cantidad de noticias elaboradas, o The Times que disminuyó un 15% sus historias de Home News en 2019.
Su esfuerzo y recursos se concentran en hacer noticias demandas por sus lectores con mucho más desarrollo. En esta misma línea se encuentran diarios españoles de la talla de El Mundo, El Español o El País.
En el caso de El Mundo su subdirector y responsable web, Vicente Ruiz, explica que si no se aumenta la plantilla, pero se eleva el número de noticias de temas propios y de calidad, “tienes que sacrificar algo”. Como consecuencia, la cabecera ha decidido suprimir la edición de teletipos para aprovechar ese tiempo en elaborar piezas que tengan un valor añadido para los lectores.
Bajo esta misma línea de trabajo, El País, que recientemente ha iniciado su contenido Premium, tiene muy claro que el objetivo de esta “comercialización” de su muro es un aumento en la calidad de sus contenidos. Borja Echevarría, director adjunto, asegura que para él “lo importante es la calidad, dedicarle más tiempo y finura a lo que hacemos”. Así que también ellos “indefectiblemente” publicaran menos cantidad de noticias.
De igual manera, El Español apuesta firmemente porque el suscriptor obtenga más calidad en lo que lee. En su caso, abarca también el fenómeno de captación de tráfico en las redacciones. Su director de Estrategia y Negocio, Daniel Muñoz, está convencido de que “cada vez tiene más importancia hacer pocos contenidos con gran alcance que muchos con poco”.
Sin embargo, hay otros periódicos que siguen apostando por la diversidad. Creen que cuanta mayor cantidad de contenidos ofrezcan, mayor va a ser el número de seguidores que obtengan. En esta vertiente encontramos a cabeceras como La Vanguardia o ABC, que generan alrededor de 400 piezas diarias. Una cantidad que les ayuda a obtener mayor tráfico web debido a las búsquedas.
En palabras de Pau Rodríguez, director de Marketing de La Vanguardia, su propósito no es otro que el de “mejorar el producto para que guste más a los lectores y Google premie por ello”. Para el diario lo importante es optimizar el trabajo, sacar el máximo rendimiento y, a su vez, cubrir las necesidades de los lectores.
Abierta queda la controversia y solo el tiempo dirá cuál de estas vertientes, cantidad Vs. calidad es la más demanda por los lectores.