Un informe especial del CPJ asegura que el número de periodistas asesinados por el ejercicio de su profesión en el 2020 duplicó las cifras del año anterior. La otra cara de la moneda se encuentra en los periodistas muertos en combate, que ha disminuido a niveles de hace veinte años.
Buceando en la web del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, en sus siglas en inglés), solo en el mes de diciembre podemos encontrarnos con titulares como: “Matan al presentador de radio hondureño Pedro Canelas”, “En Iguala, México, el asesinato y la amenaza del crimen organizado han suprimido las noticias”, o “El CPJ saluda arresto en el caso de la asesinada periodista mexicana Miroslava Breach”. Son solo algunas muestras representativas de cómo se encuentra la profesión de periodista, sus riesgos y sus terribles consecuencias.
Según este mismo comité, 2020 ha vuelto a ser terrible para el ejercicio de la profesión en ciertos países, cerrando el año con 30 periodistas asesinados. A veintiuno de ellos los mataron por represalias por sus coberturas, más del doble que el año anterior. 2019 fue un gran año para la libertad de prensa, puesto que fue el ejercicio con menos profesionales de la información muertos desde el comienzo del siglo XXI.
Sin embargo, esa pauta se ha invertido y se ha duplicado el número de periodistas a los que les han quitado la vida bandas criminales y grupos radicales que han atentado contra ellos debido a su profesión. Todos ellos ejercían el periodismo en países violentos, pero democráticos, como México, Afganistán o Filipinas, donde se registraron las mayores cifras de asesinatos.
“Los periodistas que cubren México trabajan en un entorno de narcotraficantes violentos y de corrupción arraigada, y el presidente Andrés Manuel López Obrador no ha mostrado voluntad política para combatir la impunidad. Recientemente, un asesinato y una serie de amenazas a los medios de comunicación por parte de una presunta banda criminal han diezmado las informaciones en la ciudad de Iguala, en el estado de Guerrero”, asegura el comunicado del CPJ.
Además de por estos crímenes, también han muerto periodistas en combate, en incidentes de fuego cruzado y en otro tipo de coberturas muy peligrosas. Por ello, el CPJ investiga otros 15 casos de muertes en el mundo con el objetivo de esclarecer si fallecieron en el ejercicio de su trabajo.
Desde hace 20 años que no se alcanzaban cifras tan bajas en cuanto al número de periodistas caídos en combate, tres en todo el año, debido al descenso de conflictos bélicos en Medio Oriente y, también, debido a la pandemia que ha mermado las posibilidades de los periodistas de viajar.
Uno de los casos más estremecedores ha sido el de los funcionarios iraníes que ejecutaron al periodista Roohalla Zam y cuya muerte ha sido denunciada por el CPJ como un “asesinato patrocinado por el estado” y una prueba de “abyecta crueldad” por parte de las autoridades de Irán.