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Información u opinión

Los periodistas tienen que ser capaces de ofrecer las claves necesarias para que el lector consiga discernir entre el relato de los hechos y la opinión de los mismos. La confianza de los lectores en los medios depende también de esta distinción.

El editor de opinión del diario estadounidense The New York Times, James Bennet, ha tenido que dimitir tras la publicación de un artículo controvertido. El artículo se publicó en las páginas de opinión, no a modo de información, sin embargo, el público no supo discernir cuyas críticas forzaron la dimisión del periodista. Este hecho saca a la luz que el público, en su mayoría, no es capaz de diferenciar un artículo de opinión de uno informativo.

Este ejercicio, sencillo para los profesionales de la información, se debe trasladar a los lectores de los medios. El periodista tiene que ofrecer las claves necesarias para que su audiencia distinga si lo que lee es un relato de unos hechos comprobables o si, por el contrario, se trata de una opinión, ya sea del propio periodista o de un experto en la materia.

Tanto es así que el primer artículo del Libro de estilo de El País versa precisamente sobre la diferenciación entre opinión e información. Según Soledad Gallego-Díaz “separar opinión de información es una de las trincheras que defienden con más fervor los profesionales del periodismo no solo en España sino en cualquier parte del mundo”. De ahí que el periódico nacional haya establecido una clara línea editorial en la que se marca que los títulos editoriales, críticas o artículos, es decir, los textos opinativos, han de escribirse en cursiva para que se diferencien de la información y el reportaje.

En Estados Unidos es un principio del periodismo que los profesionales del sector que trabajan para las secciones de noticias de los diarios sean completamente independientes de aquellos que trabajan en las secciones de opinión.

Esta distinción hace que la credibilidad del periodismo permanezca lo más virgen posible porque no se puede enmascarar la realidad con opiniones, sino que han de permanecer en parcelas separadas. El respeto a los lectores requiere de una estricta separación de géneros en donde el lector consiga una información rica, fidedigna, clara y que respete los hechos.